Skip to content

Sesión 00: “La necesidad de un pensamiento desviado”.

6 January 2010

“La necesidad de un pensamiento desviado”

Por Matias Marambio

De lo que se trata es de no plantear nunca las cuestiones de manera fácil, o automática, o en una suerte de causalidad lineal que las remita a una fuente original provisoria de sentido. Al menos esa parece ser la urgencia ahora. Porque aquellas formas actualmente hegemónicas de pensamiento adquieren el aspecto de un discurso auto-evidente, que disfruta de una posición dominante en términos ideológicos precisamente porque sus condiciones de posibilidad se declaran fuera de la disputa política; o bien toman la configuración de un pensamiento que reclama un vínculo puro con el origen o la esencia fundante de todo el devenir humano. En cualquier caso, se trata de evitar los necesarios desvíos que requiere un pensamiento capaz de hacer algo más que pretender reflejar la realidad. De lo que se trata es de atacarla.

Me parece que corresponde, por asuntos de (in)decencia intelectual, el situar las propias condiciones de emergencia de este llamado a un pensar-otro. En primer lugar, reconocer que no es una fascinación simplista con la otredad, con lo marginal (o más bien, lo marginalizado), con los bordes. Al menos no de mi parte. Estando donde estamos, en nuestro propio ‘cambio de siglo’ (aunque esto ya es un asunto de debate, si es que efectivamente estamos en un momento de transición secular o si esa coyuntura ya quedó atrás), considero necesario el pensar la emergencia de un pensamiento desviado desde los contextos geo-políticos, socio-económicos y culturales del sistema-mundo contemporáneo. En breve: las consecuencias del modelo transicional de la post-dictadura chilena, especialmente en lo referido a las modificaciones de las formas (legitimadas y no) de hacer política; la re-configuración de subjetividades en el plano de la miríada de diferencias que hace explotar el capitalismo postfordista (con un claro énfasis en lo generacional, lo sexual y lo [sub]-cultural); las profundas transformaciones al interior del mundo académico de las humanidades y las ciencias sociales en lo que respecta al desarrollo de problemáticas fuertemente marcadas por las preguntas de la crítica cultural, la teoría ‘post’ (post-estructuralismo, post-marxismo), y ciertas nociones de la teoría queer; vinculado a esto, la crisis de un cierto tipo de marxismo como el paradigma desde donde articular tanto un discurso crítico sobre la sociedad y un movimiento con pretensiones transformativas y emancipatorias.

Tras este injustificadamente acotado autodiagnóstico, ¿hacia dónde ir? ¿Qué nos dicen estas señas sobre la línea de entrada (‘la necesidad de un pensamiento desviado’)? ¿Apuntan a algún lado? Propongo al menos tres líneas de fuga que puedan servir como corolarios de esta puesta en situación de mis preocupaciones. En primer lugar, se trata de cómo pensar críticamente dentro del contexto del capitalismo neoliberal, especialmente desde la arista de la cultura. Considero relevante al respecto el revisitar algunas de las propuestas del materialismo cultural, en su esfuerzo por no disociar el campo de las prácticas con el de los discursos, de mantener en una relación tensa las ya clásicas variables del análisis: lo social, lo político, lo económico, y lo cultural. Me parece que dejar de hablar de capitalismo, de los problemas de la clase, de la división internacional del trabajo, en definitiva, de la “reproducción de la vida real”, es perder un territorio estratégico intelectual que es clave para lograr tanto un discurso que no pierda relevancia crítica como una acción política capaz de converger con otros actores. En una segunda instancia, considero que el pensamiento de y desde la diferencia/disidencia sexual ha probado ser un sitio de intervención capaz de visibilizar las grietas de la teoría crítica marxista más anquilosada. Al mismo tiempo, tengo un sentimiento de auto-identificación y auto-representación con esta ‘posición de sujeto’ cuyas tensiones y contradicciones internas aún no logro identificar claramente. ¿Debo hablar en tanto marica, en tanto ‘loca teórica’ porque lo ‘soy’? ¿Es un asunto de deber? Y sin embargo, ¿cómo obviar este lugar de enunciación? En cierta medida, un discurso crítico situado debiera reconocer los vectores de la dominación que se tienden sobre el enunciante. Finalmente, siento que es importante direccionar el pensamiento en las líneas de lo que provisoriamente llamaré ‘reflexión tercermundista’. El reinsertar la dimensión geopolítica del conocimiento es de la máxima urgencia, toda vez que la escena contemporánea adolece (a mi gusto) de un sesgo metropolitano que no logra dar cuenta de las limitaciones de un pensamiento occidental dentro del contexto chileno, latinoamericano y del Tercer Mundo en general. No se trata de una mera ‘colaboración Sur-Sur’, sino más bien de la producción de un discurso situado. Considero esto especialmente relevante en un país como el nuestro, en el cual la vinculación con América Latina pareciera casi un acto herejía, incluso en sectores que se autodenominan de izquierda, o progresistas. Revindicar una postura tercermundista no es, entonces, un acto de patrioterismo o folkorismo exoticista, sino reclamar la validez de una tradición y un saber que ha sido capaz de “maldecir con la lengua de dominador”.

Queda aún la pregunta más difícil, la que es “siempre-ya” más difícil: “¿qué hacer?”. Que la teoría evada esta cuestión no es ninguna sorpresa. Sin embargo, aquí estamos y hemos de hacernos esta pregunta, especialmente hoy, especialmente ahora. He dicho ‘pensamiento desviado’, y creo que precisamente de eso se trata: de pensar fuera de la línea recta. De torcer la reflexión y de entender un discurso crítico como un discurso apartado de la norma, disidente, pero no por ello sin conciencia de qué implica la ‘rectitud’ y de lo concreto de su accionar. Un llamado a pensar no pareciera, en ningún caso, un programa atractivo. Máxime cuando una parte no menor de la izquierda radical se mantiene sumida dentro del (a mi juicio) callejón sin salida de la política de la experiencia. No es sólo una pretensión de praxis sin teoría, sino una praxis contra la teoría. De ahí que mi (modesto) llamado pueda sintetizarse en dos ejes: acción intelectual y acción política. ¿Hablo de convertirnos en intelectuales orgánicos? No podría decirlo, no lo sé y no tengo claro si es que esta sea la mejor vía estratégica. Lo claro es que no es aceptable el relegar el ejercicio intelectual a un mero fisting discursivo entre uno o más “cuerpos parlantes”. No quiero decir con esto que haya que fundar partidos o algo por el estilo, pero la cuestión de las responsabilidades políticas no puede eludirse. Por eso es que prefiero hablar de intelectuales y no de ‘académicxs’. Quizás la idea de ‘loca teórica’ sea más adecuada, o de intelectual desviado. Las denominaciones quedarán para después. Lo que me importa dejar en claro es que estamos en un punto en el cual se vuelve posible (y diría yo, necesario) una confluencia entre teoría y política para evitar o ‘corregir’ los vicios inherentes a la reflexión teórica. Nuestra tesis once podría ser: “las locas hasta ahora sólo han deconstruído la dominación, de lo que se trata es de hacerla estallar”.

Sesión inaugural en la que los integrantes de Expasiva discuten el primer texto, el encuentro, el nombre y la posibilidad de discusión.
2 Comments leave one →
  1. Claudio Alvarado Lincopi permalink
    3 February 2010 11:15 pm

    “no disociar el campo de las prácticas con el de los discursos, de mantener en una relación tensa las ya clásicas variables del análisis: lo social, lo político, lo económico, y lo cultural…” …… 🙂
    “…El reinsertar la dimensión geopolítica del conocimiento es de la máxima urgencia, toda vez que la escena contemporánea adolece (a mi gusto) de un sesgo metropolitano que no logra dar cuenta de las limitaciones de un pensamiento occidental dentro del contexto chileno, latinoamericano y del Tercer Mundo en general”…… 🙂

    “…reflejar la realidad. De lo que se trata es de atacarla”… Y de transformarla.
    ¿Puede de alguna manera existir la violencia destructiva o, esta solo construye?. ¿Podemos estallar la dominación, sin construir otra?

  2. Claudio Alvarado Lincopi permalink
    3 February 2010 11:18 pm

    Al parecer la vieja pregunta del pelao Lenin (¿Qué hacer?),es el más grande problema. Concuerdo con la necesidad de un pensamiento a contrapelo, difiero del hacer.

Leave a comment